La Cena también sintió el calor del sol de la tarde del Domingo de Ramos. Brillaba la caoba de los pasos de misterio y relucía el color morado de las oscuras bambalinas del palio. Cruzando junto a Santa Catalina, mostraba añoranza de tantos años cerrada, de su querida Hermandad de la Exaltación, recientemente hermanadas. Aunque la Cena recortó su recorrido de ida y llegó con antelación a la Campana, cumplió sus horarios y pudimos vivir un año más el portentoso misterio a sones de las Cigarreras, la escolanía al Señor de la Humildad y Paciencia, y la elegancia del palio de la Virgen del Subterráneo a sones de la clásica Maestro Tejera.
Fotos: FJ Bautista, Baltasar Núñez, Rubén Polo, Manuel Jesús Pérez
Vídeo: FJ Bautista y Manuel Jesús Pérez
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