Crónica del Martes Santo 2016

MARTES SANTO

Parece que el día estaba indeciso. Sol, nubes y lluvia, una trilogía que estropeó el día, pero no al completo. Es la realidad que para tal y como estaba el día, era mejor no salir, al menos tuvieron suerte las últimas. Fue un día realmente para no guardar en la mente, ilusión y llantos mezclados formaban el Martes Santo del 2016.

• La lejana cofradía del Cerro se puso en la calle a las 11:30, con media hora de antelación para evitar los chubascos. La alegría y el fervor reinaba en el barrio como cada año. Ya en el centro histórico, sobre las dos de la tarde, el cielo se tiñó de negro, unas nubes negras y grises cubrían el cielo de Sevilla, procedentes de Huelva. Aún sin caer gota, cuando el Cristo iba por la Avenida de Carlos V y bajó su cruz para salvar las catenarias del tranvía, ya no volvió a subir, y la Hermandad se puso en la piel de marchar directamente a la Catedral para resguardarse. La Virgen fue directa al Rectorado, una estampa bellísima que nos guardó junto con el Cristo de los Estudiantes. Una hora más tarde cuando paró de llover, la Virgen marchó con su cortejo directos a la Catedral para formarse. Sobre las 5 el Cerro emprendía su regreso al barrio, pero un aguacero hizo que los primeros tramos tuvieran que retornar a la Catedral, y así aguardar allí hasta la mañana del Jueves Santo.

• La tarde parecía tomar nuevo color y así una hora más tarde de su salida, San Esteban se puso en la calle, un año más cumpliéndose la salida del palio desde la puerta ojival. Pero un fuerte aguacero sorprendió a la cofradía en San Pedro. La cofradía se refugió en la Anunciación que les esperaba con las puertas abiertas. Allí expertos en restauración secaban el paso del Señor, mientras la Hermandad del Valle ofrecía una clámide del Señor de la Coronación de Espinas, ya que la de San Esteban estaba empapada. A las ocho y cuarto se ponía en la calle la cofradía de regreso a su templo, con un cielo totalmente despejado, otra estampa para recordar en nuestra Semana Santa.

• La cofradía de la Calzada se puso a la calle después de cabildo como otras. Acaeció el mismo aguacero que vivió San Esteban, mientras la cruz de guía se encontraba en Santa Catalina y Santiago le abría sus puertas, el misterio de la Presentación al Pueblo decidió volver a su parroquia tapando con un capote al Señor. Así también retornó el crucificado que se encontraba en los caños de Carmona.

• Así también lo vivió los Javieres que como las otras dos anteriores al ver el cambio del tiempo decidió ponerse a la calle. El mismo aguacero se lo llevó el Señor en la Alameda y la Virgen en Correduria. Otra estampa tocada, ya que iba a ser el primer año que veríamos en el palio a San Juan acompañando a la Virgen de Gracia y Amparo.

• Desde antelación, la Hermandad de los Estudiantes descartó desde el principio la idea de ponerse en la calle, desde que llegó el palio del Cerro al Rectorado. Más tarde, trasladó sus pasos a la Capilla Universitaria. 

• Así también lo hizo la cofradía de Santa Cruz, la otra de negro, que dio un no rotundo, aún teniendo posibilidades al ser la última del día.

• Al ocaso, la Hermandad de la Candelaria decidió ese sí a ponerse en la calle con un cambio de itinerario. De ida por la Alfalfa, Cuesta del Rosario, Entrecárceles, Granada y Tetuán, mientras que de vuelta lo haría por Placentines, Francos, Cuesta del Rosario y Alfalfa, suprimiendo los Jardines de Murillo. Un día que repitió la cofradía como en 2003, entrando con tiempo de antelación y con más elegancia.

• Fue la última la cofradía de San Lorenzo en éste 2016. Ya con la Candelaria en la calle todo era más claro. La Hermandad puso en la calle el imponente misterio de la Bofetá, y la bella rosa de San Lorenzo recién restaurada, con andares insuperables y poniendo fin al Martes Santo en la madrugada de las cuatro.

Así fue un tan estropeado pero a la vez bien finalizado Martes Santo. Aunque con angustia, los cofrades pudimos disfrutar de un regreso de San Esteban, y las procesiones de la Candelaria y el Dulce Nombre.

Redacción: Pablo Rodríguez

Fotografía: Juan Carlos Frías