martes, 15 de septiembre de 2015

"Siete espadas atravesarán tu corazón"

¿Hay que ser muy valiente para escuchar eso verdad?, que te digan que siete serán los dolores que tengas a causa de ver sufrir a tu hijo, tu hijo que aún es un bebé, y te niegas y ruegas al Señor para que no ocurra o ni crezca pero en este caso por temor... pero eso es el valor... de una Madre...

María tuvo a Jesús, sabiendo que era por obra de Dios Padre todo poderoso, anunciado por un ángel, sabiendo que ella no había visto a varón, lo vio crecer, jugar, orar, caer y llorar, fue la que le besaba las pupas, la que lloraba cuando a él le dolía, ¿cuánto lloró María? Demasiado para decir cuanto...


¡Dulce Madre mía! Al presentar a Jesús en el templo, la profecía del anciano Simeón te sumergió en profundo dolor al oírle decir: "Este Niño está puesto para ruina y resurrección de muchos de Israel, y una espada traspasará tu alma". De este modo quiso el Señor mezclar tu gozo con tan triste recuerdo. Rezar Avemaría y Gloria. Profecía de Simeón (Lucas 2:32-35)


¡Oh Virgen querida!, quiero acompañarte en las fatigas, trabajos y sobresaltos que sufriste al huir a Egipto en compañía de San José para poner a salvo la vida del Niño Dios. Rezar Avemaría y Gloria. Huida a Egipto (Mateo 2:13-15)   


¡Virgen Inmaculada! ¿Quién podrá pasar y calcular el tormento que ocasionó la pérdida de Jesús y las lágrimas derramadas en aquellos tres largos días? Déjame, Virgen mía, que yo las recoja, las guarde en mi corazón y me sirva de holocausto y agradecimiento para contigo. Rezar Avemaría y Gloria. La Pérdida de Jesús en el templo (Lucas 2:41-52) 


Verdaderamente, calle de la amargura fue aquella en que encontraste a Jesús tan sucio, afeado y desgarrado, cargado con la cruz que se hizo responsable de todos los pecados de los hombres, cometidos y por cometer. ¡Pobre Madre! Quiero consolarte enjugando tus lágrimas con mi amor. Rezar Avemaría y Gloria. Encuentro de María con el Señor en la calle de la Amargura

María, Reina de los mártires, el dolor y el amor son la fuerza que los lleva tras Jesús, ¡qué horrible tormento al contemplar la crueldad de aquellos esbirros del infierno traspasando con duros clavos los pies y manos del salvador! Todo lo sufriste por mi amor. Gracias, Madre mía, gracias. Rezar Avemaría y Gloria. Crucifixión del Señor (Juan 19:17-39)


Jesús muerto en brazos de María. ¿Qué sentías Madre? ¿Recordabas cuando Él era pequeño y lo acurrucabas en tus brazos?. Por este dolor te pido, Madre mía, morir entre tus brazos. Rezar Avemaría y Gloria. Descendimiento de la Cruz (Marcos 15:42-46)


Acompañas a tu Hijo al sepulcro y debes dejarlo allí, solo. Ahora tu dolor aumenta, tienes que volver entre los hombres, los que te hemos matado al Hijo, porque Él murió por todos nuestros pecados. Y Tú nos perdonas y nos amas. Madre mía perdón, misericordia. Rezar Avemaría y Gloria. 
Entierro de Jesús (Juan 19:40-42)



Dediquemos éste día a nuestra Madre, dediquemosle amor, y aliviémosla de dolor, que bastante ha sufrido, un día por ella, un día para que no sufra, y vea cuanto la queremos...




Redacción: Pablo Rodríguez
(Los párrafos en cursiva son reflexiones sobre 
los siete dolores de aquellos evangelios de negrita)
Fotos: J. M. Morán, Cámara Cofrade, Sevillanía 
Cofrade, Lito Álvarez y Fotos Arellano






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